Un medicamento utilizado para el tratamiento de varios tipos de cáncer se comercializa libremente en Colombia, pese a haber sido retirado de EE.UU.
Se trata de Genfilgras, un fármaco severamente cuestionado por la Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos (FDA) por las irregularidades encontradas luego de una inspección en una de las plantas que lo fabrica, ubicada en la India, refiere Semana.
Según un informe de 16 páginas expedido por la FDA, en la fábrica del medicamento se encontraron restos de heces de palomas y fallas en el servicio eléctrico, lo que condujo a la suspensión de su comercialización en territorio norteamericano.
El movimiento Pacientes Colombia exigió una explicación al Ministerio de Salud sobre por qué se había permitido la circulación del fármaco, pese a la advertencia de la FDA. Esta medicina, por ser resultado de un proceso similar al biotecnológico, es de 30 a 60% más económico en el mercado.
No obstante, el movimiento recalcó la importancia de que no sólo se garantice el acceso a la medicina a precios razonables, sino que sean adecuados para los pacientes: "Estoy convencido de que la seguridad, eficacia, calidad y precio sí pueden ir de la mano. No puede ser que tengamos que bajarle a la calidad para tener mayor rentabilidad", sostuvo Denis Silva, vocero de la organización.
Laboratorio responde
Luego de la polémica desatada, el laboratorio estadounidense Abbot aseguró que su medicamento para el cáncer es totalmente seguro, reseña el portal de RCN.
La versión del laboratorio es que la compañía, más allá del informe de que no cumple con los estándares de calidad de la FDA en ciertas fábricas, "regularmente realiza análisis de microbiología en Colombia" para cerciorarse de que los productos cronológicos sean "totalmente seguros".
Abbot alega además que el Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamento de Colombia (Invima) "inspeccionó la planta del tercero en India, donde este producto es fabricado, y emitió la certificación, vigente hasta el año 2020, del cumplimiento de buenas prácticas de manufactura, garantizando que se cumplen los criterios de la Organización Mundial de la Salud". Esto, básicamente, traslada la responsabilidad a la institucionalidad colombiana de avalar la comercialización del fármaco.