Las fracturas de hueso que la mayoría de la gente conoce son debidas a un golpe traumático. Pero hay otro tipo de lesiones, llamadas fracturas por estrés, por esfuerzo o por fatiga, en las que se generan pequeñas roturas o micro traumatismos en los huesos debido al impacto repetitivo del sobreuso.
El tejido óseo tiende a "autorepararse" cuando se producen ciertos daños. Pero cuando las agresiones o el "estrés" sobre el hueso es demasiado consecutivo, el equilibrio de lesión-reparación puede perderse y dar paso a una fractura debida al sobre esfuerzo. Los corredores, bailarines, tenistas, futbolistas y quienes hacen caminatas de larga distancia (incluido el personal militar) tienen una mayor predisposición a sufrirlas.
Pero también pueden sufrir fracturas por estrés los individuos que tienen deficiencias en la densidad ósea que hacen que sus huesos sean más débiles, como las personas de la tercera edad o los pacientes con osteoporosis.
Este tipo de fracturas también son más comunes entre las mujeres que entre los hombres, debido a que los desequilibrios hormonales pueden reducir la mineralización de los huesos y afectar a su capacidad de resistencia ante el estrés del uso repetitivo.
Las atletas que tienen periodos irregulares o ausencia de menstruación (amenorrea) tienen un riesgo mayor de sufrir fracturas por esfuerzo: la falta de estrógeno afecta al metabolismo de los huesos y a su fortaleza.
El Índice de masa corporal, otra clave
Ser más ligeros puede hacer que los corredores sean más rápidos, pero un nuevo estudio del Centro Médico Wexner de la Universidad de Ohio State, muestra que los corredores que pesan menos pueden tener un mayor riesgo de lesiones.
Jordan Moxley es aficionada al atletismo y participaba en carreras a nivel universitario hasta que tuvo dos grandes lesiones mientras corría: su primera fractura fue en la tibia. Cuando se recuperó volvió a las pistas y ahí fue cuando se rompió la tibia y el peroné.
Un factor que probablemente fue clave en esas fracturas es que pesaba demasiado poco, según las conclusiones del estudio publicado en la revista especializada Current Orthopaedic Practice.
Al correr los atletas están generando un martilleo repetitivo contra superficies duras en la parte inferior de las piernas.
"Cuando el IMC (índice de masa corporal) es muy bajo y hay poca masa muscular la única manera en que el cuerpo puede absorber el impacto de correr es directamente sobre los huesos", explicó el líder del estudio, el doctor Timothy Miller.
Durante tres años analizó decenas de lesiones entre los atletas universitarios y concluyó que las corredoras con un IMC por debajo de 19 tienen más riesgo de sufrir fracturas por fatiga que las personas con un índice normal o alto.
Además, el doctor observó que sus lesiones tardaron más tiempo en sanar.
"Mientras no aumenten el índice de masa muscular y ganen algo de peso permanecen en riesgo de tener una fractura por fatiga en algún momento de sus carreras", dijo Miller.
Las fracturas, de hecho, pusieron fin a la carrera en atletismo de Jordan, que ahora centra todos sus esfuerzos en ser profesora de arte.