MADRID.- Analizar los cambios en los
biomarcadores del alzheimer a través del estudio de imágenes del cerebro y del
líquido cefalorraquideo en personas de mediana edad sanas puede ayudar a
identificar a los que sufrirán esta enfermedad u otras demencias degenerativas
años más tarde.
Según un estudio de publicado hoy por Jama Neurology, aún es “demasiado pronto” para usar esos biomarcadores para predecir de manera definitiva si un paciente desarrollará Alzheimer pero están “trabajando hacia ese objetivo”, afirma la autora principal del estudio y profesora de neurología, Anne Fagan, de la Escuela Universitaria de Medicina de Saint Louis, en Washington.
“Un día esperamos usar esos procedimientos para identificar y tratar a las personas años antes de que aparezcan la pérdida de memoria u otros problemas cognitivos”, agregó.
El estudio se centra en datos obtenidos a lo largo de una década de 169 personas, entre 45 y 75 años, que no tenían problemas cognitivos cuando comenzaron las pruebas.
Los participantes, que fueron divididos en grupos por tramos de edad, se sometieron, cada tres años, a pruebas para obtener una imagen cognitiva clínica completa así como análisis de biomarcadores en el líquido cefalorraquideo.
Las pruebas señalaron, entre otros resultados, que un descenso en los niveles de almiloide beta 42 en personas entre 45 y 54 sin problemas cognitivos se vincula con la aparición de placas que se detectan años más tarde en los escáneres cerebrales.
Además algunos biomarcadores de daños en las células cerebrales aumentaban de manera notable en algunas personas en el arco de edad entre la mitad de los 50 y la mitad de los 70 años.
Estudios anteriores ya habían indicado que los biomarcadores tenidos en cuenta pueden verse afectados por el alzheimer, pero esta es la primera que se usa una cantidad tan grande de datos para demostrar que los biomarcadores cambian con el tiempo en las personas de mediana edad.
Todos esos cambios se notaban de forma más pronunciada en los participantes en el estudio que portaban una forma específica de un gen que aumenta de manera significativa el riesgo de padecer alzeheimer.
Ese gen es el conocido como APOE y los investigadores saben que las personas que tienen dos copias de esa versión concreta del gen tienen un riego hasta diez veces más alto de desarrollar la enfermedad que aquellos que llevan otra versión de ese mismo gen.
Según un estudio de publicado hoy por Jama Neurology, aún es “demasiado pronto” para usar esos biomarcadores para predecir de manera definitiva si un paciente desarrollará Alzheimer pero están “trabajando hacia ese objetivo”, afirma la autora principal del estudio y profesora de neurología, Anne Fagan, de la Escuela Universitaria de Medicina de Saint Louis, en Washington.
“Un día esperamos usar esos procedimientos para identificar y tratar a las personas años antes de que aparezcan la pérdida de memoria u otros problemas cognitivos”, agregó.
El estudio se centra en datos obtenidos a lo largo de una década de 169 personas, entre 45 y 75 años, que no tenían problemas cognitivos cuando comenzaron las pruebas.
Los participantes, que fueron divididos en grupos por tramos de edad, se sometieron, cada tres años, a pruebas para obtener una imagen cognitiva clínica completa así como análisis de biomarcadores en el líquido cefalorraquideo.
Las pruebas señalaron, entre otros resultados, que un descenso en los niveles de almiloide beta 42 en personas entre 45 y 54 sin problemas cognitivos se vincula con la aparición de placas que se detectan años más tarde en los escáneres cerebrales.
Además algunos biomarcadores de daños en las células cerebrales aumentaban de manera notable en algunas personas en el arco de edad entre la mitad de los 50 y la mitad de los 70 años.
Estudios anteriores ya habían indicado que los biomarcadores tenidos en cuenta pueden verse afectados por el alzheimer, pero esta es la primera que se usa una cantidad tan grande de datos para demostrar que los biomarcadores cambian con el tiempo en las personas de mediana edad.
Todos esos cambios se notaban de forma más pronunciada en los participantes en el estudio que portaban una forma específica de un gen que aumenta de manera significativa el riesgo de padecer alzeheimer.
Ese gen es el conocido como APOE y los investigadores saben que las personas que tienen dos copias de esa versión concreta del gen tienen un riego hasta diez veces más alto de desarrollar la enfermedad que aquellos que llevan otra versión de ese mismo gen.