INTERNACIONAL.- A continuación te presentamos siete hábitos alimentarios que son muy comunes pero que de alguna manera perjudican tu salud:
1. Beber muy seguido: generalmente el alcohol tiene un efecto dominó. Luego de un trago, baja la inhibición y el apetito se dispara. Este combo (el alcohol más el alimento), resulta en una cantidad significativa de calorías extra. Las personas que tienen este hábito tienden a descender dramáticamente de peso una vez que lo abandonan.
2. Comer demasiados alimentos dietéticos: a muchas personas, los alimentos “light” o “dietéticos” pueden no resultarles del todo saciadores o satisfactorios. Es por ello que, a la hora de consumir un snack, un postre u otro alimento de este tipo, continúan teniendo hambre y comen dos, tres o cuatro unidades, o recurren a alimentos más calóricos, lo cual termina aportando más calorías que si se hubiese comido un plato consistente y saciador.
3. Comer demasiada comida “sana”: siempre es positivo llevar una alimentación rica en vegetales, lentejas, palta y granos enteros. Pero el problema viene cuando los mismos se consumen en exceso. Estos alimentos son riquísimos en nutrientes y favorecen al metabolismo, pero no se puede exagerar. Para prevenir esto, se debe prestar atención a las señales del organismo y se pueden usar guías visuales para conocer las porciones.
4. Saltear comidas: pasar largos períodos de tiempo sin comer puede traer dos efectos negativos que atentan contra la pérdida de peso. En primer lugar, se quemarán menos calorías para compensar la falta de combustible del organismo. En segundo lugar, aumentan las chances de comer exageradamente en la noche, cuando la actividad física desciende. No solo importa la cantidad de calorías diarias ingeridas sino también los tiempos en que estas están repartidas.
5. Contar calorías: un estudio halló que aun en dietas libres, contar calorías es más estresante en mujeres. Y un aumento del estrés puede causar un incremento en los niveles de cortisol, una hormona que tiende a disparar el apetito.
6. Evitar las grasas saludables: muchas personas tienen la creencia de que comer cualquier tipo de grasa engorda. Sin embargo, comer grasas de forma inteligente es una muy buena estrategia para el descenso de peso. Además de reducir la inflamación, las grasas buenas son increíblemente saciadoras. Estudios muestran que grasas vegetales como el aceite de oliva, la palta o la nuez, tienden a aumentar los niveles de hormonas supresoras del apetito, además de disparar el metabolismo y ser ricas en sustancias antioxidantes.
7. Alimentación emocional: sin duda el principal obstáculo a la hora de proponerse bajar de peso es el hábito de comer cuando entra el aburrimiento, la ansiedad, la ira o hasta la felicidad. Estamos acostumbrados desde el nacimiento a conectar sentimientos con alimentos. Es un comportamiento socialmente aceptado y difícil de superar, pero no imposible, y lograrlo puede ser el paso más importante para alcanzar el peso deseado.