10 mayo 2015

¿Por qué nos resistimos al cambio?

Santo Domingo
Hay momentos en la vida en que necesitamos y deseamos un cambio, ya sea en nuestro ambiente laboral, en las relaciones personales, en el hogar, en la manera de enfrentar cada día... Pero, al parecer, resulta muy difícil dar el primer paso.
“Nos paraliza el miedo a lo desconocido, no tener información sobre la nueva situación, perder la seguridad, temor a las consecuencias, miedo al fracaso, a perder el poder, a enfrentar lo incierto y a no tener tiempo para lograrlo: en esto se resume nuestra resistencia al cambio, una palabra que para muchos tiene una connotación negativa, cuando en realidad es una oportunidad y una nueva aventura en nuestras vidas”.
 Así lo explica Ana Torres, profesional de la Ingeniería, Administración y Mercadeo, certificada como coach por Hagakure y avalada por la International Coach Federation.
“El origen de la resistencia al cambio reside en nuestras características humanas básicas, como son las percepciones, personalidades y necesidades. Cuando nos decidimos entonces viene el enfrentamiento a cuatro fases que son la negación, culpa, exploración y compromiso”.
Fases
Torres, quien también es catedrática de Unapec y O&M, explica que, frente a los cambios, primero surge la negación, la etapa de las preguntas y de la incredulidad; la persona empieza luego a buscar culpables del cambio: jefe, compañeros de trabajo, familia o cónyuge.
“Esta etapa podemos manejarla desde el empoderamiento, porque entender que todos tienen la culpa de nuestras situaciones solo nos conducirá a un círculo vicioso que agrava la situación y la aleja de poder mirar los diferentes caminos que nos conducen a la solución”, dice Torres.
Antes de que sucedan los cambios, la persona entra en un proceso de negociación en el cual se dice frases como “lo haré mejor”, “seré más eficiente” y cuando es inminente pasa a jugar con el factor tiempo (“no es buen momento ahora”, “cuando todo el mundo lo haga”), reflejando que nunca considera apropiado iniciar los procesos de cambios no deseados.
“Debemos tener claro que nuestro peor enemigo es posponer, esperando una mejor situación que sabemos nunca llegará”, dice.
 Otras fases del cambio incluyen la exploración y el compromiso.
En la fase de exploración debes mirar con qué cuentas para afrontar el cambio; entonces puedes buscar tu nuevo camino.
El compromiso es vital para el éxito en todo cambio. Cuando te comprometes contigo, la vida cobra significado, realización, propósito y entusiasmo. Generas una actitud de mejoramiento continuo.

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