El implante de la prótesis consiste en la colocación un microchip en la mácula, el centro de la retina, con electrodos que estimulan la recepción que llega hasta el cerebro con el fin de que este reciba señales visuales.
Alrededor del ojo se coloca un receptor al que llega la información a través de una videocámara instalada en las gafas y de ahí a un procesador de señal, un pequeño computador que lleva en la cintura el paciente, y desde el cual regresa de forma inalámbrica hasta llegar al nervio óptico.
“Ahora puedo ver la cara de mi hermano y disfrutar mucho más de los partidos del Manchester United en televisión”, aseguró el británico Rob Flynn, de 80 años, primera persona en el mundo que combina visión natural y artificial, en unas declaraciones que recoge hoy el diario “The Telegraph”.
“Los ojos son lo más preciado que tiene el ser humano. Mi cerebro todavía está intentando averiguar qué esta pasando, pero me han dicho que todo va a ir mejorando”, agregó Flynn, que fue diagnosticado con degeneración macular, una enfermedad que afecta a más de 500.000 personas en el Reino Unido, hace ocho años.