27 abril 2015

Ciencia y religión, un debate menor para algunos

Embrión.
Embrión.
PEKÍN.- Investigadores chinos desataron esta semana una polémica en la comunidad científica internacional al confirmarse que han modificado genéticamente embriones humanos, una práctica muy controvertida en Occidente, pero no tanto en el gigante asiático, donde el debate entre ciencia y religión es una cuestión menor.
Un equipo de 16 científicos liderado por Huang Junjiu, de la Universidad Sun Yat-sen de Cantón, publicó en una pequeña revista especializada estadounidense, “Protein & Cell”, el pionero estudio -nunca antes se había editado el genoma humano- de la discordia.
En realidad, hacía semanas que el rumor de que este tipo de experimentos se estaban llevando a cabo se había extendido por los círculos científicos, lo que ya venía generando una intensa discusión por sus implicaciones éticas.
En marzo, las prestigiosas revistas “Nature” y “Science” divulgaron sendos artículos escritos por científicos (incluidos dos galardonados con el Premio Nobel) en los que se pedía una moratoria a las investigaciones que implicaran la alteración de ADN de células reproductivas humanas por sus “riesgos éticos y de seguridad”.
Los investigadores chinos trataron de modificar el gen causante de la beta-talasemia, un trastorno hereditario que afecta a la producción de hemoglobina y que puede llegar a ser mortal, en embriones no viables descartados por las clínicas de fertilidad y que no podrían producir un embarazo.
El experimento salió mal: de los 86 embriones utilizados, sobrevivieron 71 y sólo en 28 funcionó la alteración del ADN.
Una lectura detenida del estudio de la Universidad Sun Yat-sen sugiere que los autores reconocen que la técnica empleada está aún lejos de producir resultados satisfactorios con su desarrollo actual y que sus aplicaciones clínicas serían “prematuras”.
Aun así, la confirmación de que se había hecho el experimento provocó una fuerte polémica en los países occidentales y generó división de opiniones.
Las publicaciones más prestigiosas, entre ellas “Nature” y “Science”, rechazaron este trabajo por objeciones éticas, según explicó a la revista británica Huang.
Preocupa que estas modificaciones genómicas, una vez realizadas, pasarían de padres a hijos y así sucesivamente, por lo que los críticos de esta técnica piden aplazar las investigaciones hasta que se establezca una regulación que garantice su seguridad y el cumplimiento de unos estándares éticos.
Estas reticencias, sin embargo, no son compartidas por la comunidad científica china.
El biólogo de la Universidad Fudan de Shanghái Zhao Shimin dijo, en unas declaraciones al diario South China Morning Post, no ver “absolutamente ningún problema ético” en el estudio de Huang, porque empleaba embriones no viables y no buscaba aplicaciones clínicas o comerciales.
“La edición del ADN humano es inevitable. La tecnología ha sido usada en plantas y en animales, el próximo paso será en humanos”, añadió Zhao.
Corroboró esa idea el biólogo de la prestigiosa Universidad Tsinghua de Pekín Chen Guoqiang, quien destacó la necesidad de desarrollar la técnica para curar en el futuro enfermedades hereditarias.
“Los avances en este campo de investigación acabarán beneficiándonos a todos. La edición de ADN humano es la clave para curar muchas enfermedades”, señaló Chen.
Sus comentarios apuntan a una diferente percepción de las implicaciones éticas de la ciencia en China y Occidente, algo que algunos expertos atribuyen a la menor religiosidad del gigante asiático.
Según una encuesta reciente elaborada por Gallup International, China es el país menos religioso del mundo y un 90 % de su población se define como atea o no religiosa, con una amplia diferencia sobre el 76 % que se considera así en el segundo clasificado, Suecia.
El biólogo Qian Wenfeng, investigador del Instituto de Biología del Desarrollo y Genética de la Academia China de Ciencias, explicó que las normas éticas de la investigación son iguales en China y en Occidente en los “asuntos fundamentales”, pero que difieren en “detalles” como el uso de embriones humanos.
“En los países occidentales hay una fuerte oposición religiosa a su uso. En China, la gente es más abierta de mente y eso no entra en conflicto con su fe y sus creencias”, señaló Qian al South China Morning Post.
“El cristianismo es la fuerza más importante que hay detrás de la controversia. Se opone al uso de embriones tanto como al de preservativos”, concluyó el biólogo chino.
De hecho, según revelo la revista “Nature”, otros tres equipos de investigadores chinos trabajan actualmente en estudios con embriones parecidos al ya publicado, lo que promete echar más leña al fuego en el debate entre ciencia y religión.

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