VALENCIA.- Científicos del Instituto de Investigación
Sanitaria de Valencia (Incliva) han identificado una serie de moléculas que
crean resistencias a los tratamientos para los casos de cáncer de mama triple
negativo, el más agresivo, lo que daría pie a diseñar nuevas terapias con mejor
respuestas.
Fuentes de este instituto con sede en Valencia informaron a EFE de que el estudio, coordinado por Pilar Eroles, directora del laboratorio de Oncología Molecular y Celular del Grupo de Investigación de biología del cáncer de mama del Incliva, ha sido publicado en la revista internacional “Journal of celular biochemistriy”.
Sus investigaciones se centran en el estudio de los mecanismos implicados en el desarrollo y el mantenimiento del cáncer, y en particular en los mecanismos de resistencia a los tratamientos actuales, especialmente en los subtipos moleculares de cáncer de mama más agresivos, como el triple negativo.
Según Eroles, el cáncer no es una enfermedad única e incluso dentro del cáncer de mama hay diferentes subtipos según su biología molecular y los diferentes mecanismos reguladores de los procesos celulares.
En el proyecto han comparado la respuesta de una terapia microRNAs de dos subtipos moleculares de cáncer de mama, el luminal y el triple negativo, que según la investigadora “se comportan de forma muy distinta ante los diferentes tratamientos existentes”.
Los microRNAs son pequeñas moléculas que regulan la expresión de genes y existen alrededor de 50.000 en el genoma humano.
“Buscando el porqué, hemos analizado la respuesta de los microRNAs a uno de los fármacos habituales para tratar el cáncer de mama, la doxorubicina, una terapia de quimioterapia que daña las células tumorales”, explica la científica.
Ante un mismo tratamiento, las alteraciones de microRNAs varían según el perfil biológico del tumor, y considera que las modificaciones producidas por el tratamiento de quimioterapia pueden ser las responsables de la generación de resistencias.
Algunos microRNAs actúan como agentes que favorecen el desarrollo y proliferación de células cancerosas o como supresores de tumores, e incluso existen datos de su participación en resistencia a algunas de los tratamientos anticancerígenos.
Las investigaciones se centran ahora en identificar su función según los tipos y subtipos de cáncer, señalan las mismas fuentes.
El estudio constata que, tras el tratamiento, solo trece microRNAs comunes a las tres líneas celulares se modificaron, veinticinco microRNAs se alteraron específicamente en cáncer de mama triple negativo, y 69 en el caso del cáncer luminal-A.
Posteriormente se analizaron qué genes y vías de señalización podían estar reguladas por estos microRNAs, y se identificaron las vías relacionadas con cáncer, adhesión y quinasas como las más afectadas, y un porcentaje elevado de genes relacionados previamente con la resistencia a la quimioterapia.
A partir de los datos hallados, según afirma la investigadora, “podemos concluir que los niveles de microRNAs cambian en respuesta a la doxorubicina y están implicados, al menos en parte, en la generación de resistencia al tratamiento”.
Una segunda fase del estudio será la comprobación del papel regulador que ejercen los microRNAs detectados sobre los genes relevantes en resistencia a la doxorubicina, para poder diseñar tratamientos que mejoren la respuesta de las pacientes.
El cáncer de mama triple negativo representa el quince por ciento de los tumores mamarios y tiene un pronóstico grave, ya que es de los más agresivos.
Este tipo de cáncer es insensible a algunos de los tratamientos más eficaces disponibles para el de mama, incluyendo el dirigido al gen HER2 (que puede influir en su desarrollo) como el trastuzumab y las terapias endocrinas.
Al no conocerse dianas específicas para diseñar un tratamiento dirigido a este tipo de tumor, la terapia actual se basa en la combinación de tratamientos como cirugía, radioterapia y quimioterapia.
Sin embargo, un porcentaje elevado de pacientes presenta recaídas porque ofrece resistencia y acaban desarrollando metástasis.
Fuentes de este instituto con sede en Valencia informaron a EFE de que el estudio, coordinado por Pilar Eroles, directora del laboratorio de Oncología Molecular y Celular del Grupo de Investigación de biología del cáncer de mama del Incliva, ha sido publicado en la revista internacional “Journal of celular biochemistriy”.
Sus investigaciones se centran en el estudio de los mecanismos implicados en el desarrollo y el mantenimiento del cáncer, y en particular en los mecanismos de resistencia a los tratamientos actuales, especialmente en los subtipos moleculares de cáncer de mama más agresivos, como el triple negativo.
Según Eroles, el cáncer no es una enfermedad única e incluso dentro del cáncer de mama hay diferentes subtipos según su biología molecular y los diferentes mecanismos reguladores de los procesos celulares.
En el proyecto han comparado la respuesta de una terapia microRNAs de dos subtipos moleculares de cáncer de mama, el luminal y el triple negativo, que según la investigadora “se comportan de forma muy distinta ante los diferentes tratamientos existentes”.
Los microRNAs son pequeñas moléculas que regulan la expresión de genes y existen alrededor de 50.000 en el genoma humano.
“Buscando el porqué, hemos analizado la respuesta de los microRNAs a uno de los fármacos habituales para tratar el cáncer de mama, la doxorubicina, una terapia de quimioterapia que daña las células tumorales”, explica la científica.
Ante un mismo tratamiento, las alteraciones de microRNAs varían según el perfil biológico del tumor, y considera que las modificaciones producidas por el tratamiento de quimioterapia pueden ser las responsables de la generación de resistencias.
Algunos microRNAs actúan como agentes que favorecen el desarrollo y proliferación de células cancerosas o como supresores de tumores, e incluso existen datos de su participación en resistencia a algunas de los tratamientos anticancerígenos.
Las investigaciones se centran ahora en identificar su función según los tipos y subtipos de cáncer, señalan las mismas fuentes.
El estudio constata que, tras el tratamiento, solo trece microRNAs comunes a las tres líneas celulares se modificaron, veinticinco microRNAs se alteraron específicamente en cáncer de mama triple negativo, y 69 en el caso del cáncer luminal-A.
Posteriormente se analizaron qué genes y vías de señalización podían estar reguladas por estos microRNAs, y se identificaron las vías relacionadas con cáncer, adhesión y quinasas como las más afectadas, y un porcentaje elevado de genes relacionados previamente con la resistencia a la quimioterapia.
A partir de los datos hallados, según afirma la investigadora, “podemos concluir que los niveles de microRNAs cambian en respuesta a la doxorubicina y están implicados, al menos en parte, en la generación de resistencia al tratamiento”.
Una segunda fase del estudio será la comprobación del papel regulador que ejercen los microRNAs detectados sobre los genes relevantes en resistencia a la doxorubicina, para poder diseñar tratamientos que mejoren la respuesta de las pacientes.
El cáncer de mama triple negativo representa el quince por ciento de los tumores mamarios y tiene un pronóstico grave, ya que es de los más agresivos.
Este tipo de cáncer es insensible a algunos de los tratamientos más eficaces disponibles para el de mama, incluyendo el dirigido al gen HER2 (que puede influir en su desarrollo) como el trastuzumab y las terapias endocrinas.
Al no conocerse dianas específicas para diseñar un tratamiento dirigido a este tipo de tumor, la terapia actual se basa en la combinación de tratamientos como cirugía, radioterapia y quimioterapia.
Sin embargo, un porcentaje elevado de pacientes presenta recaídas porque ofrece resistencia y acaban desarrollando metástasis.