Tomar un baño caliente o ir a una sauna es una buena manera de relajarse después del ejercicio, ¿pero qué sucedería si lo hiciéramos en vez de la actividad física?
Steve Faulkner, doctor de la Universidad de Loughborough, en Reino Unido, me ofreció participar en un experimento comparando los beneficios relativos de tomar un baño largo y caliente, en comparación con una hora de pedaleo duro.
Para este estudio me uno a un grupo de voluntarios, quienes han sido equipados con monitores que registran continuamente los niveles de azúcar en sangre. Tener estos niveles dentro de un rango normal es una medida importante de tu estado físico y metabólico.
También disponemos de equipos para medir la cantidad de calorías que quemamos y termómetros rectales que calculan constantemente nuestra temperatura interna.
La primera parte del experimento es muy relajante: simplemente consiste en un baño largo y caliente.
Mientras me coloco en el baño, que mantienen a 40° C, Faulkner monitorea la temperatura de mi cuerpo. Luego subir a los grados necesarios y quedar estable, me permiten salir.
Un par de horas después de mi baño, como algo ligero.
Dado que el objetivo es ver cómo el darse un baño caliente se compara con hacer ejercicio, repetimos el experimento, pero esta vez examinamos los mismos parámetros luego de una hora de bicicleta.
¿Cuál fue el resultado?
"Una de las primeras cosas que estábamos analizando", dice Faulkner, "es el gasto de energía mientras uno está en el baño. Lo que encontramos fue un aumento del 80% en el gasto energético simplemente por estar sentado en el baño durante una hora".
Esto no es nada en comparación con las calorías que se pierden haciendo una hora de bicicleta, que en promedio son unas 630 calorías. El baño caliente quema unas 140 calorías, el equivalente a una caminata rápida de 30 minutos.
Pero, ¿qué pasa con nuestros niveles de azúcar en la sangre?
"Empezamos a ver diferencias cuando nos fijamos en el pico de producción de glucosa", afirma Faulkner.
El pico de producción de glucosa es la cantidad de azúcar en la sangre que tienes después de una comida. Es un marcador de riesgo para la diabetes de tipo 2 y otras enfermedades metabólicas.
"Lo que encontramos", dice Faulkner, "es que el pico de glucosa fue más bajo después del baño, en comparación con el ejercicio, lo cual fue completamente inesperado".
De hecho, los niveles de glucosa después de las comidas, fueron en promedio 10% más bajos que después del ejercicio.
¿Qué significan estos resultados?
Faulkner cree que puede deberse en parte a la liberación de proteínas de choque térmico, que son, como su nombre lo indica, las proteínas liberadas en respuesta al calor. Son parte del sistema de defensa y diferentes estudios realizados en animales sugieren que podrían ayudar a desviar el azúcar de la sangre hacia los músculos.
Esto no significa que tener una bañera de hidromasaje o una sauna puede sustituir el ejercicio completamente.
Faulkner recomienda que las personas traten de hacer por lo menos 150 minutos de ejercicio a la semana.
Ve más bien esta investigación como una ayuda potencial para las personas que tienen dificultades con el control de sus niveles de azúcar en la sangre y que tienen dificultades para hacer ejercicio.
Por esta razón, los baños calientes resultan tener beneficios sorprendentes.
¿Y qué hay del ejercicio imaginario?
Pero, ¿podrías fortalecer tus músculos con simplemente imaginarte que estás haciendo ejercicio? Esta práctica se llama la imaginería motora.
No es algo tan loco como suena. Es muy utilizada por atletas de alto rendimiento. Para averiguar qué efecto tendría en un grupo de voluntarios relativamente sedentarios, le pedimos al profesor Tony Kay, de la Universidad de Northampton, en Inglaterra, que hiciera un experimento.
Tony le pide a varios voluntarios que pasen 15 minutos al día pensando en ejercicios de pesa. ¿Cuáles son los resultados?
Solo de pensar en el ejercicio físico durante un mes, los músculos se tornaron 8% más fuertes.
No es debido a que sus músculos se hicieron más grandes (no lo hicieron), sino porque después de un mes pensando en un ejercicio particular, utilizaron más las fibras musculares que al inicio.
"Mejoraron en el reclutamiento de los músculos de una manera ordenada", dice Kay, "para poder así activar un mayor porcentaje del músculo. Esto produce más fuerza y por eso se volvieron más musculosos".
Kay cree que, además de ayudar a atletas de alto rendimiento, la imaginería mental podría ser una forma útil para evitar la pérdida de concentración en caso de que te lesiones o no puedas hacer ejercicio.